miércoles, 14 de mayo de 2014

El 1° de mayo y la subida del Ecce Homo en Popayán

Por: Fabián Pasaje


Popayán es conocida ante el mundo como la ciudad religiosa del continente. No en vano merece e título de la “Jerusalén de América”. Desde siglos se conservan tradiciones y rituales de fe que la mantienen en el título.

El 1 de mayo es conocido en el mundo como el día internacional de los trabajadores. Mientras en varias ciudades del mundo son los obreros los que protestan por sus derechos y salen a las calles con pancartas y consignas a gritar al mundo lo que les corresponde, en Popayán son los mismos trabajadores los que, en una procesión, suben la imagen del Santo Ecce Homo al templo de Belén.

Es una devoción y tradición de los payaneses, pues el Ecce Homo es el patrono de la ciudad y se le atribuyen varios milagros y favores recibidos de la ciudadanía en general. Y esta tradición tiene siglos. Cuando lo donó Don Juan Antonio de Velasco y su esposa Doña Jerónima de Velasco a la capilla de Belén en 1680, empezó a formarse una cofradía alrededor de él. Fue una de las primeras imágenes que llegó a la ciudad y con el tiempo la feligresía payanesa le atribuyó milagros relacionados con el clima, guerras, terremotos, entre otros. Por eso se le nombró patrón de la ciudad.

Fue desde 1938 que los mismos trabajadores payaneses deciden hacerle un homenaje al obrerismo a través del desfile que año tras año se realiza en la ciudad, cada vez, con más fervorosos trabajadores y sus hijos, los cuales deben seguir la tradición. Regularmente en la festividad anual se celebran dos procesiones: la primera, inicia desde el Santuario de Belén hasta la Iglesia de San Francisco, donde popularmente alumbran las mujeres (anteriormente la procesión llegaba hasta la Catedral Basílica de Nuestra Señora de la Asunción de Popayán). Ahí entonces se conmemora el Quincenario donde se le rinde homenajes, misas y otros actos de fe de sus devotos. La segunda procesión inicia en la Iglesia de San Francisco de la capital caucana antecedida por la fiesta de San José Obrero y se dirige hacia el Santuario de Belén, tradicionalmente alumbran los hombres.

La ciudad por tanto está encomendada al Santo Ecce Homo y sus trabajadores le atribuyen los milagros realizados en sus vidas, razón por la cual no protestan exigiendo sus derechos, sino que suben el Amo a Belén, para que sea Él quien los bendiga con otro año más de trabajo


Escuche también, al Vicario Episcopal hablando sobre la tradicional procesión del Ecce Homo en el "día del trabajo".


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